martes, 6 de diciembre de 2016

* Marcela Viviana Espinosa. (Vivi Cortazariana Castillo). Escritora.


Marcela Viviana Espinosa, desde su infancia, encontró el placer por la escritura, cuando surgieron las primeras historias, sin tener conciencia que estaba escribiendo cuentos. Aunque nunca los dio a conocer ni publicó en algún ámbito, con el paso del tiempo entre lecturas y escritura nacieron los primeros poemas dedicados a sus hijos.     
En el año 2008 sus relatos salieron a la luz  en la revista Dm2 del barrio de Caballito,  en el diario Asterion Letrario que difunde Editorial Dunken y luego en  revistas literarias con difusión en Facebook como la revista del portal literario “Letras y algo más” de Uruguay donde publica notas de interés general , (que una vez al año reúne a escritores) y la página Radio Piano Bar, de la cual además, es colaboradora.
Sus cuentos figuran en numerosas antologías nacionales de distintas Editoriales de Buenos Aires, como Dunken, Tahiel, Hylas, Sabor Artístico, e internacionales como:” Mi mejor obra literaria” y antología “Pervirtud”, de relatos eróticos, ambas con sello  Editorial Monsieur James de Canadá, asimismo  en  la antología de microrrelatos  Muse and Pen de Estados Unidos.
Fue seleccionada con sus cuentos, en los concursos literarios organizados todos los años por el Centro Vasco Francés (Iparraldeko Euskal Etxea) que además realizan antologías de dichos concursos , en los certámenes organizados por revista Guka, de la Biblioteca Nacional. En los certámenes organizados por Editorial Tahiel y en años anteriores, en la selección de cuentos de Editorial Dunken y Editorial Creadores Argentinos.
Publicó su primer libro de cuentos y relatos: “El mar en sus ojos”, de Editorial Dunken en 2013  Y  “La llegada de los pájaros”, de Editorial Tahiel en 2014.Hace unos años participa en el stand de  Editorial Dunken y  Editorial Tahiel, en la feria del libro de Buenos Aires. En noviembre fue invitada a un encuentro de coordinadores de cafés literarios para exponer sobre Palabras viajeras, en la Casa de la cultura de Ramos Mejía.
                          “Palabras viajeras”
Mi café literario comenzó en 2015, en un principio los domingos, una vez al mes en el bar notable: “El viejo buzón. Luego   buscando lugares donde poder llevarlo a cabo el día sábado (día ideal para todos), se transformó en un encuentro itinerante, siempre por el barrio de Flores o Caballito.
 Mi objetivo era y sigue siendo disponer  de un lugar donde pueda ofrecer un espacio abierto a escritores o todo aquel a quien le guste leer o escuchar,  para compartir lecturas, anécdotas, canciones, danza, todo tipo de arte que quien asista, desee compartir.
Mostrando caro y yo present de la llegada.jpgUn encuentro espontáneo, con micrófono abierto para el que quiera leer textos propios o de otros autores. Palabras viajeras recorrió  bares y centros culturales.   Hace unos meses tuve el agrado de recibir a los alumnos del taller literario de la fundación Discar (fundación que promueve la inclusión de personas con discapacidad intelectual) Oportunidad en la cual los alumnos leyeron textos propios de una antología en la que figuran sus cuentos. En Palabras viajeras hay sorteo y difusión de libros. Para quién necesite presentar su libro, también  el espacio está disponible. 
En general el encuentro tiene una duración de tres horas en las cuales hay un intervalo, en el que se comparten charlas y todo el arte de la danza árabe, con la bailarina Carolina Larruscain, música con Juan Cuiñas.
Asimismo, Palabras viajeras, impulsa la inserción de los adolescentes quienes en un principio, han trabajado con pequeñas consignas que les he proporcionado para integrarlos al encuentro, luego con el paso del tiempo las consignas se dejaron de lado para dar lugar a la lectura a la que se fueron acercando con mucha naturalidad. 
El último encuentro del año  2016 de Palabras viajeras se llevó a cabo el 19 noviembre, en el centro cultural El ceibo, en Floresta, donde seguramente seguirá llevándose a cabo.
El nombre del café literario lo pensé basándome  en un recuerdo de mi niñez. Un viaje que  hacíamos con mi familia desde Paso del Rey, hasta la casa de mi tía, en Haedo, donde pasábamos el fin de semana y donde me quería quedar. En ese tren de vuelta a mi casa me atrapaba un llanto silencioso junto a mi muñeca de trapo, mojada por mis lágrimas, ese fue el tiempo en que empecé a escribir, será por eso que creo que los viajes van acompañados por palabras.
Por eso  Palabras viajeras los invita a subir al tren.
Viviana nos invita a leer un cuento de su autoría 

La casa

Una luz enceguecedora surgió desde el ojo de la cerradura. De inmediato los niños corrieron para esconderse dentro del ascensor.
 El silencio profundo que minutos antes invadía la casa, se vio interrumpido por un sutil susurro. Tenían sed. Pensaron en salir del ascensor cuando al aguzar el oído, un murmullo y pasos cortos indicaban que alguien subía por la escalera, los niños intentaron beberse las palabras.
Uno quedó inmóvil, observando los cables del ascensor, el otro buscó con gestos la manera de decir que sería mejor salir. Alguien intentaría bajar y entonces los encontrarían.

Se pusieron de acuerdo y corrieron la puerta de hierro.
Lentamente se dirigieron a la habitación donde no se escuchaba ningún sonido.
Allí encontraron un teléfono, negro con una gran rueda de números, como jamás habían visto y se observaron en el gran espejo del ropero. 
Aunque intentaron calmarse para no llamar la atención, el sonido del piano les erizó la piel.

Desearon gritar, correr, pero sus piernas no respondían.
Se animaron a salir de la habitación del teléfono negro, fue en ese instante que el aparato extraño de color tan oscuro, con la rueda gigante de números, sonó.

Los dos primos se tiraron en el piso contra la pared cuando el ruido de pasos se aproximaba, se miraron con rabia culpándose uno al otro.
Una voz llamó por su nombre a una mujer, las voces se acercaban, algunas risas tímidas se oían, alguien declamaba un poema.

Los niños transpiraban, no había otra salida, sólo bajar por las escaleras, pero desde allí los pasos cada vez más cerca, impedían el escape.
El niño del flequillo perfecto recordó a su madre, las ganas de estar en su casa, obedeciendo, como debía.

El otro sólo guardaba en su corazón la rabia de haber sido arrastrado por su primo a esa mansión.
La casa se llenó de arpegios, las risas tímidas se empezaron a oír como un eco, retumbando.

Las voces nombrando libros, frases…
Las hermanas caminaron sobre ellos sin hacerles daño, como si una pluma los hubiera rozado. Nunca más desobedecerían a sus madres, nunca más dudarían de sus palabras, pues ellas tenían razón cuando les decían que aquella casa por las noches, se poblaba de fantasmas.

   Marcela Viviana Espinosa


 Difusión en Facebook. Coordina: 
Marcela Viviana Espinosa
contacto:  tamalymaak_06@hotmail.com




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3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Mi nombre es Carolina Larruscain y quería comentar que es una muy buena escritora, como lector la recomiendo, leí recientemente su novela "El último esbozo de Gaspar Lorenzín" y es genial!, super atrapante.

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  3. Muchas gracias Carolina por tu comentario y participación.

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